Seguro que alguna vez has escuchado lo de que el mejor zoom son tus piernas, ¿verdad? El tema de las distancias es algo complejo, variable y que requiere de muchísima práctica para empezar a dominarlo.
"Nuestra posición determina cómo vemos el mundo, así de claro."
Imagina un bosque repleto de árboles: a medida que te mueves, tu perspectiva de lo que te rodea cambia. En ciertos momentos habrá árboles que se yuxtaponen y con solo dar un paso más, ya no lo hacen. Debemos estudiar el terreno, pero no desde una posición estática, sino moviéndose, cambiando el punto de vista para estudiar qué ocurre con los diferentes elementos.
Aparte de nuestra posición respecto a los elementos que componen nuestra imagen, otra distancia importante es la “distancia focal”. Mover el Zoom de nuestro objetivo implica grandes cambios en lo que vemos, no es solamente cuestión de cuan cerca o lejos esté un plano, sino que, a medida que modificamos la distancia focal, la imagen puede ganar en profundidad o aplanarse.
A continuación, comparto dos imágenes que ilustran parte de este necesario estudio de las distancias.
En esta primera toma, he utilizado un gran angular de 9 mm y me he situado cerca (a 2 metros) del objeto principal, el árbol. Con estas distancias consigo un fondo lejano y, por lo tanto, una buena sensación de profundidad. De hecho, se exagera y los edificios parecen estar más lejos que a simple vista.
En la segunda toma, aparte de utilizar una distancia focal de 55 mm, físicamente me he alejado unos 15-20 metros del árbol. Esta diferencia de distancias respecto la primera toma nos ofrece una separación de planos menor que en la primera. Los edificios aparecen más cercanos, el fondo se acerca.
Artículo escrito por Joan Vendrell