Te has decidido, hoy te vas a dedicar la tarde a ti y vas a salir a tomar fotos. Has encontrado una localización que te encanta. Coges la mochila, coges la cámara, vas a salir por la puerta y... ¡Vaya! Se viene una tormenta. ¿Qué haces?
William Turner fue un pintor inglés especializado en paisajes (Londres, 1775-1851) que se interesó por el poder sublime de la luz y sus efectos evocadores. Se dio cuenta de la capacidad de transmitir emociones de alegría, calma, drama y admiración. Turner viajó por Europa y se le apodó el “pintor de la luz” y el “cazador de tormentas”.
Se sentía atraído por las “atmósferas”. Para realizar su trabajo salía a recorrer los paisajes, cuaderno en mano, buscando situaciones donde la luz presentara cualidades peculiares.
Turner se inspiró en la obra del filósofo Edmund Burke autor de Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas, de lo sublime y bello (1757).
Así que en este post quiero recomendaros encarecidamente que le echéis un vistazo a la obra de Turner, estoy convencido de que os servirá de inspiración:
Steam-Boat off a Harbour's Mouth in Snow Storm (1842)
El incendio de las Cámaras de los Lores y de los Comunes (1835).
Lluvia, vapor y velocidad (1844).
El último viaje del «Temerario» (1839).
Cuando la tecnología permitió fabricar tubos de pintura al óleo, los pintores empezaron a salir de su estudio, sus posibilidades se multiplicaron.
Hoy en día los fotógrafos disponemos de cámaras y objetivos ligeros, resistentes a la lluvia, mochilas comodísimas, pero aun así, a veces nos cuesta convertirnos en pintores de la luz o cazadores de tormentas.
Que estas líneas pongan de manifiesto la gran oportunidad que se nos presenta delante de los morros a diario. Que sirvan de motivación para salir más a experimentar la sublimidad luminosa.
Joan Vendrell